miércoles, 2 de diciembre de 2009

SALUDOS NS

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viernes, 14 de marzo de 2008

El por qué del tema


Elegimos el tema porque nos pareció interesante que los ingresantes yotras personas conozcan la historia sobre la vida de Miguel Bru.Este trabajo intenta ayudar y concientizar hechos de gatillo fácil queinvolucran a estudiantes universitarios.Creemos que ningún hecho puede justificar la violencia y la muerte, poreso, hoy como siempre TODOS SOMOS MIGUEL BRU.

jueves, 13 de marzo de 2008

Entrevista a Virginia Mársico (integrante de la Secretaría de DDHH de la FPyCS de la UNLP)


“Todos somos Miguel Bru” entrevistó a Virginia Mársico, integrante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social quien se refirió al caso de Miguel y al trabajo en conjunto con la Asociación que lleva homónimo nombre.

¿Qué opinión tiene la Facultad y qué acciones tomó respecto de la desaparición de Miguel Bru?

Cuando desapareció Miguel la Secretaría de Derechos Humanos no existía y esta institución se llamaba Escuela de Periodismo, al año siguiente pasó a tener rango de facultad. Cuando los amigos y compañeros de cursada de Miguel se enteraron de su desaparición empezaron a preocuparse y a reclamar. Se formó la Comisión de Amigos y Familiares de Miguel, para apoyar a la familia. Ese grupo tuvo un papel muy importante porque instaló el caso en los medios. Si los casos de gatillo fácil o violación a los Derechos no tienen una repercusión mediática cuesta mucho llegar a conseguir apoyo. Una de las primeras actividades que realizó la Comisión fue sacar una solicitada en Página 12, eso permitió que el hecho adquiera repercusión para presionar a las autoridades y que se investigara el caso a fines de que se haga justicia. El caso de Miguel fue el primero que se pudo llevar a juicio sin tener la prueba del delito.

¿Desde la Secretaría realizan actividades, charlas informativas y movilizaciones en conjunto con la madre de Miguel?

Desde la Secretaría trabajamos constantemente con la Asociación Miguel Bru. Todos los años para el 17 de Agosto, que es la fecha del Aniversario de la desaparición de Miguel, hacemos un acto. En esas jornadas se realizan debates y homenajes con Organismos de DD.HH, integrantes de la Facultad de Derecho El año pasado se abordó la temática del rol de las madres en búsqueda de justicia. Participaron las Madres de Plaza de Mayo y Rosa Bru, si bien las causas de la desaparición de sus hijos fueron distintas, el fin es el mismo: madres que luchan por saber donde están sus hijos, además los contextos de los hechos fueron diferentes, unas los perdieron en presencia del terrorismo de Estado y otras en plena democracia, pero el accionar policial es similar. En otro panel se debatió acerca del rol del Periodismo en Derechos Humanos.
Estas jornadas siempre se cierran con una marcha a la Comisaría Novena. Ahí se hace una vigilia hasta las dos de la mañana.

¿Como fue la repercusión o la cobertura que tuvieron los medios de La Plata, por ejemplo el diario El Día? ¿Es difícil que aborden temas de violación a los Derechos Humanos o Gatillo Fácil?

Fue difícil, por eso se llegó a los medios de Capital, por ejemplo Página 12, una vez que el caso empezó a salir en los medios nacionales no tuvieron mas opción que abordarlo. Lo primero que se dijo que era un caso mas de gatillo fácil o el discurso “estaba metido en algo, tenía una bandita de rock, era una vago”.
Estas apreciaciones son corrientes, cuando hay un caso de gatillo fácil se busca acusar a la víctima, no es el de la mayoría, pero en algún rincón todavía aparece.

¿Por qué es importante que los estudiantes de Periodismo y Comunicación sigan conociendo año tras año el caso de Miguel Bru?

Es un caso de gatillo fácil, inaceptable a 25 años del retorno de la democracia, porque es el mismo accionar de la Dictadura y a manos de la policía, que se supone que tiene función de cuidar y no secuestrar gente, torturarla y golpearla hasta matarla, y después desaparecer su cuerpo. El caso Miguel, como los tantos casos de gatillo fácil, o de violencia de género o cualquier caso de violación de los Derechos Humanos.
En el caso de la Facultad es algo que sucedió con un estudiante, un integrante de nuestra comunidad académica. Le pasó a Miguel como podría haber sido cualquier otra persona.
La importancia es tratar de defender los Derechos Humanos y la búsqueda de justicia Esto no puede seguir sucediendo y los culpables tienen que tener su castigo.

Hoy se sigue viendo que hay continuidad en nuevos casos de gatillo fácil o secuestros y desapariciones. Por ejemplo acá en La Plata el caso de López. ¿Esos temas también los trabaja la Secretaría?

Si, en el caso de López, el año pasado hicimos una recorrida por las aulas en diferentes horarios, con Nilda Eloy, que era una de sus compañeras.

Los estudiantes de Periodismo no saben lo que le sucedió a Miguel


“Todos Somos Miguel Bru” se acercó a entrevistar a algunos de los estudiantes de la facultad de distintos años y edades para conocer cuanto conocían del caso de Miguel. Los estudiantes de los primeros años apenas conocen lo que le sucedió. Saben que Miguel era un estudiante de la facultad, que desapareció hace tiempo pero saben vagamente por qué.

Respuestas similares obtuvimos de alumnos de los años superiores. Aunque si saben lo que le pasó a Miguel, no terminan de comprender por qué sucedió. Muchos de los entrevistaron expresaron que creían que era por que estaba metido en algo raro y otros, dijeron que lo que le pasó a Miguel le podría haber pasado a cualquiera de ellos.
Entendemos que es importante buscar nuevas formar de dar a conocer el caso para que estos lamentables hechos no sucedan jamás.

A 14 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN ¿Qué cambió?


Las estadísticas afirman que los casos de gatillo fácil no cesan, incluso han crecido en los últimos años. Esta realidad la sufren decenas de jóvenes a lo largo del país.

Según un informe de la CORREPI (Coordinadora contra la represión policial e institucional), los casos de gatillo fácil a nivel nacional se incrementaron de 104 en 2003 a 184 en 2004 y a 196 en 2005 de los cuales, la mayoría de ellos sucedieron en la Provincia de Buenos Aires. La mayoría afecta a jóvenes de entre 15 y 25 años.

A 14 años del asesinato y posterior desaparición de Miguel a manos de la policía bonaerense, lamentablemente se siguen sucediendo los casos de "Gatillo Fácil".

La Asociación Miguel Bru

Se fundó con la finalidad de servir apoyo a personas que hayan sufrido situaciones similares, ya que la contención durante la lucha por la verdad, en este caso fue fundamental para acompañar a la familia. La asociación está cumpliendo con algunos de los objetivos planteados. En la actualidad patrocina causas vinculadas con violencia institucional.

La historia contada por Rosa Bru


Miguel tenía 22 años cuando decidió ir a vivir con sus compañeros de estudio. Habitaban en una casa que habían ocupado con la debida autorización, ya que el propietario no tenía descendencia y estaba internado en el Instituto Neuropsiquiátrico Melchor Romero. Allí formaron una banda de rock y ensayaron hasta entrada la madrugada, por que varios vecinos llamaron a la policía para quejarse por los ruidos; sin embargo no se conocía una denuncia formal.


El 13 de abril de 1993, la policía se hizo presente en horas de la tarde, con dos móviles, dos autos particulares y un carro de asalto. Estaban armados y sorprendieron a los chicos en la puerta, los pusieron contra la pared, mientras los apuntaban. Uno de los policías intentó ingresar a la casa y los chicos solicitaron ver la orden judicial. “El Negro” López, uno de los policías, mientras le apuntaba a uno de los jóvenes con el arma afirmó: “la única orden que tenemos es esta”. Finalmente, se llevaron a los varones, dejando a la novia de Miguel y de Carlos Vázquez.

Cuando Miguel llegó a la casa se enteró de lo ocurrido y al saber que sus compañeros pasarían la noche detenidos, decidió llevarles mantas y comida. Preocupado decidió realizar la denuncia, la carátula fue Miguel Bru denuncia contra la policía novena de La Plata.

A partir de este momento comenzaron los problemas y el hostigamiento.

El 17 de agosto, Carolina, la novia de Miguel, con residencia en Mar del Plata, decidió visitarlo, aunque la fecha que había acordado para llegar a La Plata era el 18. Insistió en ir a saludarlo a Carlos Vázquez, ya que el se encontraba en la casita que cuidaba. Llegaron al lugar a la noche y encuentran la puerta entreabierta, había fuego afuera y las cenizas estaban calientes, lo esperaron un rato y pensaron que tal vez se encontraba en La Plata ya que su novia llegaba al otro día.

Al llegar a La Plata, Carolina habló con Guillermo, el hermano de Miguel, que no sabia donde éste se encontraba y salieron en su búsqueda en los lugares que habituaba. Al no encontrar respuesta, regresaron a la casita y pasaron varios días recorriendo la zona, hasta que el 20 llegaron a Punta Blanca donde hablaron con una persona del lugar. Descubrieron que Miguel había estado allí el día 17, cerca de las 14.00 y que su ropa y bicicleta estaban abandonadas en la zona, al costado del río. Ese mismo día, Guillermo habló con su madre y le dio la noticia de lo que habían visto, ella sospechó que algo estaba pasando. Preocupados, se dirigieron a la comisaría del barrio para saber como proceder.

El 21 de agosto, Rosa, la madre de Miguel, comenzó a recorrer las comisarías en busca de una respuesta, ya que ninguna quería tomarle la denuncia. Decían que no era de su jurisdicción. La madre se dirigió al lugar donde habrían encontrado las pertenencias de Miguel y se dio cuenta que la ropa que allí estaba no era de él. Posteriormente se dirigió a la casita y encontró la ropa que ella le había preparado días antes para que se lleve. A las 20.00, el subcomisario de la comisaría donde trabajaba su marido, la llamó para tomarle la denuncia.

El viernes 23 los amigos de Miguel volvieron a la zona para buscarlo.

Pasado un mes sin novedades ni respuestas comenzó la lucha. Los amigos publicaron una nota el 19 de septiembre en el diario Página 12. La hipótesis planteada involucraba a la policía. En ese momento también surgió el apoyo incondicional de la facultad, en aquel momento Escuela de Periodismo. Se realizaron asambleas de estudiantes, marchas, gacetillas de prensa y volantes.
A raíz de esta enorme repercusión, comenzaron a llegar anónimos, entre ellos el caso de una joven que ejercía la prostitución en calle 1 y sería la entregadora, su nombre era Celia Jiménez y sería la amante de uno de los policías implicados, además de otros datos que no eran reales.


Posteriormente se descubrió que esos anónimos provenían de la misma policía. Tiempo mas tarde, Rosa se encontró con Celia Jiménez y con la ayuda de los amigos de Miguel logró grabar la conversación en la cual Celia puso en manifiesto que el crimen fue cometido en manos de la policía de la comisaría novena. Luego de esta situación Celia fue amenazada. Su testimonio fue publicado en un diario. Con el apoyo de ésta y de los estudiantes se organizó una marcha a fines de que el Juez Vara cite a declarar a los policías. Este le restaba crédito al testimonio de Celia por considerarlo indirecto.
Uno de los detenidos expresó haber sabido que quien se encontraba detenido con el era hijo de un policía de apellido Bru. Sin embargo, costó avanzar en la investigación ya que el juez encubría a la policía.

Al cabo de dos años se logró la suspensión del juez y la causa pasó al juzgado número 8. Luego de más de cinco años se logró llegar a juicio, aunque esto significó la pérdida de muchas pruebas, entre ellas desapareció del libro de guardias el nombre de Miguel como uno de los detenidos ese día.
Las pruebas más fuertes fueron aportadas por ese libro y dos de los detenidos.

Se condenó a prisión perpetua a Justo López y a Walter Abrigo. El comisario fue sentenciado a comisario a dos años de cárcel. De este modo, se sentó precedente de un caso en el que se condenó sin encontrar el cuerpo de la víctima.